martes, 20 de noviembre de 2012

Lloro tantas veces como me río. Pero tengo un don que me caracteriza; tengo un don para salir por las mañanas de mi casa a las 6 en punto y decir casi a grito pelado: 'Pues a comernos el mundo que vamos'.
Y sí, te desmotivas, te cagas en todo lo cagable... pero la actitud no cambia, es siempre la misma. Mañana tras mañana, y día tras día.
Si duele, muérdete la lengua y tira para adelante, que ya vendrán peores, pero también mejores.
Y si tienes la fortuna de contar con alguien que sabe hasta el momento exacto en el que te salieron los dientes, que saca ojos por ver una sonrisa tuya... enhorabuena, cuídalo, estás de suerte. No lo dejes marchar, porque no vuelve.
Qué cansada estoy de la gilipollez humana. De la falta de principios, de valores, de cerebro; la escasa personalidad, las puñaladas escondidas detrás de buenas caras.
Los problemas expuestos a voces en mitad del vecindario, pisar al resto para llegar a ser 'algo'. De tanto follar y tan pocas mentes que follarse.
De los 'mi novio me quiere', sabiendo que son las últimas en la interminable lista de tías; y no es culpa de ellos... a ellos ya sabemos por dónde les va el riego...que no somos nuevos.
La culpa es tuya por consentirlo, porque aquí, o te quieres tú, o no te quiere ni dios.