miércoles, 31 de agosto de 2011

MOMENTS.


Nació con los ojos muy abiertos. Procuraba no sentir y sufrió. Se hizo aparentemente dura y se ganó a pulso la fama de diferente. Vivía con la sonrisa puesta como un broche. Saludaba a cada paso, sonreía sin parar. No era una mueca, era negar la pena que sentía y la mataba. Matar la pena, esa era su obsesión. Toda la vida lo había sido. Temía a todo, hasta a sí misma. Coleccionaba sentimientos. Atesoraba un baúl de recuerdos en su cabeza, era como un perro callejero en busca de caricias, y la acariciaron poco. Casi nada. Era fría, fría. Sentía sin que lo supieran, lloraba sin lágrimas. Añoraba un abrazo espontáneo. Le habían causado tal cantidad de sentimientos que tenía suficientes para vivir el resto de su vida.

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