Prométeme que nunca vamos a ser como ellos.
Que no me vas a decir "te quiero" después de darme un beso; porque sabes que ni lo necesito, ni lo quiero.
Dame esa mirada cuando te levantes por la mañana y me mires en el espejo mientras sigo en la cama. Sigue mirándome como el primer día aunque llevemos años juntos. Cómeme la boca como si fuéramos dos desconocidos que se conocen muy bien y que no tienen nada que perder.
Olvídate de los problemas que no tienen solución, y búscame cuando sí la tengan.
Déjame quererte así, con tu barba de tres días, tus vicios, manías, y tu resaca mañanera.
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